DÁMASO ANTONIO LARRAÑAGA
09/12/1771 - 16/02/1848 (*)

 

Sacerdote, naturalista, personalidad política, cronista y escritor, nacido en Montevideo hace 250 años. Pionero en nuestra tierra de la investigación científica, metódica y sistemática. Hijo de Bernardina Pires, criolla oriental, de familia patricia emparentada con Artigas, y Manuel de la Regaña, vasco, cabildante. Comenzó su preparación en el Convento de San Francisco, el mismo al que asistió Artigas. Iba a estudiar medicina, pero finalmente se inclinó por la carrera eclesiástica. Completó sus estudios en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires, siendo condiscípulo de Gregorio García de Tagle con quien presentó una tesis que trataba cuestiones de distintas disciplinas científicas y en la que se dio muestra de conocer a Descartes, Newton, Euler y Benjamin Franklin, entre otros. Cuando terminó la carrera fue como subdiácono a la antigua Universidad de Córdoba, y se ordenó de presbítero en Río de Janeiro en 1798, donde afirmó su interés por las ciencias. A su formación escolástica sumó posteriormente las ideas de la Ilustración. Volvió a Montevideo en 1799, donde se le hizo capellán de las milicias. En 1804 fue teniente cura de la Iglesia Matriz, contribuyendo a la edificación del nuevo templo que estaba en construcción. Allí casaría a Artigas y Rafaela Villagrán. En las Invasiones Inglesas marchó con las tropas a la reconquista de Buenos Aires y en la toma de Montevideo demostró gran esmero en el cuidado de los heridos. Con la llegada de la vacuna antivariólica desde España, a poco de ser creada, intervino en la vacunación y conservación del virus. Participó del Cabildo Abierto de Montevideo del 21 de setiembre de 1808 que creó la Junta de Gobierno, independiente del Virrey de Buenos Aires, primera en el movimiento juntista americano. Fue expulsado de Montevideo en 1811, junto con otros curas patriotas, luego de la Batalla de Las Piedras. Se estableció en la zona de Manga, en la chacra de Berro que era su cuñado; y sobrino el futuro presidente Bernardo Prudencio Berro. En 1813 fue comisionado por el Congreso de ‘Tres Cruces' para asistir como Delegado a la Asamblea Constituyente en Buenos Aires, siendo portador de las Instrucciones del año XIII. El Congreso desconoció su representación alegando vicio de forma, pero el verdadero propósito era excluir de la Asamblea a ciudadanos que representaban tendencias peligrosas para los planes centralistas. Larrañaga logró convencer a Artigas para convocar a una nueva asamblea que regularizara la designación de diputados –Congreso de Capilla Maciel– y los constituyentes porteños finalmente accedieron a darle a la Banda Oriental una representación de hasta cuatro diputados. Permaneció en Buenos Aires, donde se le ofreció el cargo de subdirector de la Biblioteca Pública de esa ciudad, el que desempeñó hasta 1815, año en el que regresó a la Provincia Oriental trayendo consigo los primeros árboles de acacia blanca para aclimatar en el país. Siendo Párroco de la Iglesia Matriz de Montevideo, fue a Paysandú para solucionar diferencias entre Artigas y el Cabildo de Montevideo. En el trayecto, de 26 días, escribió su Diario del Viaje de Montevideo a Paysandú y el Compendio del idioma de la nación chaná. En agosto de 1815, Dámaso Antonio Larrañaga envió una carta al Cabildo proponiendo suplir con buenos libros la falta de maestros e instituciones. Planteaba crear una biblioteca pública ; se ofrecía como director y solicitaba un edificio para instalarla. Desde Purificación, Artigas respondió al Cabildo dando el visto bueno a la iniciativa. Se instaló en el Fuerte de Montevideo quedando inaugurada durante las Fiestas Mayas, el 26 de mayo de 1816, cuando Larrañaga pronunció su Oración Inaugural. Fue nombrado director de esta primera Biblioteca Pública que, una vez constituido el Uruguay, se llamaría Biblioteca Nacional. Rechazó el cargo de revisor de El Periódico Oriental cuando se proyectaba su publicación en 1815. En el fin del apogeo de Artigas viajó a Río de Janeiro, comisionado por el Cabildo, para ofrecer la anexión de la Provincia Oriental al rey Juan VI de Portugal. En esa época se volcó con ahínco al bienestar social, estableciendo la Casa Cuna de niños abandonados en  1818 y la inauguración en 1821 de la Escuela Lancasteriana -método de enseñanza mutua o ‘monitorial', de origen británico- ubicada en la casa del Fuerte de Gobierno. En 1821 fue diputado al Congreso Cisplatino convocado por Lecor, en el que se acordó la incorporación de la Banda Oriental a la monarquía portuguesa estableciendo ciertas condiciones en cuanto al mantenimiento de los límites, libertad de comercio y de industrias, etc. No participó en la revolución libertadora de 1825. Al iniciarse la República en 1830, fue Senador por Montevideo hasta 1835. Presentó un proyecto de ley restringiendo a casos especiales la pena de muerte, uno en favor de los esclavos  por el cual se facilitaba su emancipación, y otro en el ámbito educativo, de amplio alcance, que incluía la creación de nueve cátedras, antecedente de la Universidad de la República.

En 1832 fue confirmado como Vicario Apostólico equivalente al de Obispo Diocesano, cargo que aún no existía. Fue Presidente de la Comisión para organizar el Museo Nacional de Historia Natural en 1837. Cuando se inició la Guerra Grande, con la visión y salud deterioradas, vivió en su quinta cercana al arroyo Miguelete (actual Parque de Cambadu), lo que dio lugar a su Diario de La Chácara. Como Vicario Apostólico procuró conciliar el ejercicio de su cargo eclesiástico con los dos gobiernos enfrentados, de la Defensa y del Cerrito, que lo respetaban por igual. Cuando falleció de un ataque cerebral se le rindieron honores póstumos en el campo del Cerrito, al ser enterrado en la capilla de la Sacra Familia, mientras el Gobierno de la Defensa ordenaba honores de general de la República.

Larrañaga había sido designado por Manuel Oribe para desempeñar el primer  rectorado de la Universidad de la República, pero debido a que se inauguró un año después de su muerte, en 1849, el cargo le fue otorgado a Lorenzo Antonio Fernández, quien lo sucediera como vicario apostólico.

Identificó innumerables especies vegetales, animales e insectos. Utilizó para su clasificación el Sistema de Linneo, así como el de Jussieu. Muchas especies llevan su nombre: Eryngium larranagai; Paspalum larranagae; Euphorbia larranagae; etc. Tuvo relación con sabios naturalistas de su época como Bonpland y Saint-Hilaire, que le expresaron su admiración.

Fue miembro de la Sociedad de Historia Natural de París. Estudió geología, paleontología, apicultura, arboricultura, ostricultura. Sus herbarios fueron famosos. Encontró los primeros vestigios del enorme Tatú o Armadillo fósil, determinando su estructura. En sus Memorias Geológicas se hace constar que de unas piedras de Pajas Blancas, al S. O. del Cerro, se extrajo el material para hacer las gradas y volutas de los capiteles jónicos del frontispicio de la Matriz. Sus observaciones meteorológicas, astronómicas, estudios geográficos y etnográficos, han sido objeto de reconocimientos. Estudioso de varios idiomas indígenas, además dominaba el inglés y el francés. El cultivo de la morera y la cría del gusano de seda en nuestro país fueron obra de él. De 1826 son sus Fábulas Americanas, en base a las cuales enseñaba a los niños aspectos de nuestro territorio.

Los Escritos de Don Dámaso Antonio Larrañaga fueron publicados en cinco tomos entre 1922 y 1930, por el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay; proyecto costeado por el Dr. Alejandro Gallinal. En 2015, recordando los 200 años de su Diario de viaje de Montevideo a Paysandú, se estrenó un documental titulado Lo que quedó en el tintero, dirigido por el cineasta Alejandro Ferrari, ganador de los Fondos Concursables de la Cultura del Ministerio de Educación y Cultura. El Diario de Historia Natural (1808-1814) se recuperó en 2015, a través de una transcripción paleográfica, por la Colección de Clásicos Uruguayos.

Liceos, avenidas, monumentos, museos, sellos postales, el billete de 2000 pesos uruguayos, recuerdan su persona. La Universidad Católica del Uruguay lleva el nombre del sabio. El Sillón Dámaso Antonio Larrañaga es uno de los diecinueve sillones académicos de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, que actualmente ocupa el Académico Juan Justino da Rosa.

 

(*) FUENTES CONSULTADAS:

- Nuevo Diccionario de Literatura Uruguaya 2001. Montevideo. Alberto Oreggioni - Ediciones Banda Oriental

- Prof. Pérez Santarcieri, M.E. (2011) Desde 1811. Montevideo. Aguaclara editorial.

- Walter Piaggio Garzón (noviembre 1944): Una interesante faz en la obra de Larrañaga: su intenso rasgo de caridadRevista Nacional 83: 217-241 Ministerio de Instrucción Pública, Montevideo

- Sitio web de la Catedral de Montevideo - http://catedralmontevideo.com.uy/web/obispos-y-arzobispos/pbro-damaso-antonio-larranaga - Recuperado el 18/09/21.

- Algorta Camusso, R. (1922) El Padre Dámaso Antonio Larrañaga: Apuntes para su Biografía. Montevideo. Barreiro & Cía., Sucesores.

- Dámaso Antonio Larrañaga Sitio web dedicado a Dámaso Antonio Larrañaga en Anáforas (Figuras y Temas uruguayos).

 

 

Jueves 9 de Diciembre de 2021
Ministerio de Educación y Cultura