El presidente de la ASALE, en el Centro Niemeyer de Avilés (Asturias) - España.

«Nunca censuraremos el diccionario porque no es propiedad de las academias ni de nadie: pertenece a todos los que hablan español, que son sus auténticos dueños», manifestó el director de la Real Academia Española (RAE), y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), en el ciclo «Palabra», organizado por el Centro Niemeyer de Avilés (Asturias).

Darío Villanueva, en una conversación mantenida con la periodista de El País de España Berna González Harbour, explicó en su charla en Avilés el proceso de revisión continua que experimenta el Diccionario de la lengua española, elaborado periódicamente por todas las corporaciones -un total de veintitrés- que forman la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). Su propósito, mejorado en cada edición, es recoger el léxico general utilizado en España y en los demás países de habla hispana, sin olvidar, como puntualizó el director de la RAE, que los españoles «somos apenas el 10% del conjunto de los hispanohablantes y no se puede someter la lengua a la tiranía hispanocentrista».

En sus respuestas a las preguntas de la periodista y del público, el catedrático de Teoría de Literatura y Literatura Comparada comentó algunas voces que originan polémica o controversia: «Las que nos dan más disgustos son las que rozan la incorrección política, aquellas palabras que tienen un contenido desagradable, por las que hay gente que se siente ofendida y culpa a la RAE de incluirlas en el diccionario. Eso es matar al mensajero. El idioma no solo son palabras bonitas. No podemos transigir en esto. Habría que prescindir de todas las palabras consideradas no gratas, y, además, ¿no gratas para quién?».

«La Real Academia Española -ha añadido su director- no crea ni promociona palabras: solo recoge las que han sido utilizadas de manera profusa, continuada y documentada por parte de los hispanohablantes».


REDES SOCIALES

Sobre el posible deterioro del español por su uso descuidado en las redes sociales, Darío Villanueva explicó que «los whatsapp y los SMS, la comunicación a través de las redes digitales, permiten determinadas licencias que se contravienen a veces con los principios de la gramática y de la ortografía, pero eso ha existido siempre». Puso el ejemplo del «telegrama, que buscaba la rapidez y la inmediatez, y no destruyó para nada la coherencia del idioma. Algo parecido está ocurriendo ahora con estos nuevos cauces de comunicación, y por ello debemos tener la suficiente serenidad como para pensar que esto no va a destrozar el idioma».

Más preocupante que esto, señaló Darío Villanueva, es «la actitud frívola que se observa con frecuencia en la publicidad, el comercio y la televisión, donde se incluyen muy a menudo palabras inglesas sin ton ni son. Es un papanatismo creer que, si una palabra se dice en inglés, el discurso gana calidad».


Fuente: ASALE
1/9/16

Miércoles 14 de Septiembre de 2016
Ministerio de Educación y Cultura