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Ángel Rama - La aventura intelectual de Figari

Ángel Rama - La aventura intelectual de Figari

 

Ángel Rama - 1951
La aventura intelectual de Figari
Editorial Fábula. Montevideo, 108 págs.

 

En la década de 1950, despunta un prolífico revisionismo crítico de la cultura nacional que recupera y discute trabajos ensayísticos y literarios de importantes figuras intelectuales, tanto del pasado como de los tiempos contemporáneos. Bastaría tomar en cuenta las nuevas revistas de arte y literatura publicadas entre fines de los '40 y fines de los '50 (Asir; Clima; Escritura; Mito; Número, entre otras), así como la aparición de la Colección de Clásicos Uruguayos a partir de 1953. Esto obedece, por una parte, a la nueva corriente crítica propiciada por la "generación del 45", pero, por otra, al impulso que cobran los estudios de las ciencias humanas a partir de la creación de la Facultad de Humanidades y Ciencias en 1946.

En este contexto, Arturo Ardao (1912-2003) publica en 1950 Espiritualismo y positivismo en el Uruguay, que constituye la primera aproximación erudita a las vertientes filosóficas predominantes a finales del siglo XIX y principios del XX. Al año siguiente sale a luz el libro La aventura intelectual de Figari, en el que Ángel Rama (1926-1983) aborda los pilares conceptuales del pensamiento de Pedro Figari (1861-1938) mediante un análisis de sus textos, de clara ascendencia positivista, señalando oblicuamente las profundas relaciones que guardan con su obra pictórica.

Se trata del debut editorial de Rama como ensayista y, al mismo tiempo, la primera mirada a la obra múltiple de Figari en tanto producto de un pensamiento integral, cuyas raíces filosóficas estaban ya desarrolladas en Arte, Estética, Ideal, editado en Montevideo en 1912.

Rama pone de manifiesto que en la base de los escritos y de las pinturas de Figari, no solamente hay una teoría del arte, sino una teoría acerca del pensamiento y de la acción de raíz positivista, que abarca una teoría social e incluso política de la convivencia humana.

Hasta entonces a Figari se lo conocía, generalmente, como pintor, consagrado a partir de la exposición retrospectiva realizada en Montevideo en 1944. Por tal motivo, el libro de Rama significó un aporte inédito y fundamental para inscribir a esa pintura en un cosmos intelectual que la trasciende y que, al hacerlo, le otorga su cabal sentido.

Excepto la referencia que hace al libro de Ardao publicado un año antes, las fuentes a las que recurre son publicaciones y manuscritos inéditos de Figari. Entre las primeras se cuenta, en primer lugar, el ya citado libro Arte, Estética, Ideal, verdadero compendio filosófico del pensamiento figariano, así como también la narrativa publicada en París, El Arquitecto, ensayo poético con anotaciones gráficas (1928) e Historia Kiria (1930). Los manuscritos, por su parte, integraban el acervo familiar y estaban, hasta entonces, inéditos. El autor incluye algunos fragmentos de esos textos como apéndice documental, ofreciendo un temprano testimonio público del estilo llano y coloquial de Figari, que, aún tratándose de reflexiones complejas, traduce en forma directa un pensamiento tan dúctil y atento al "sentido común" como renuente a los intelectualismos vanos e intrincados.

 

Ministerio de Educación y Cultura