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CARLOS SURRACO
SÍNTESIS BIOGRÁFICA
Carlos Alfonso Surraco Cantera (Montevideo, 10 de agosto de 1894 – Montevideo, 4 de marzo de 1978) es conocido por haber proyectado uno de los edificios más importantes del país: el Hospital de Clínicas. Por sus dimensiones y complejidad y por el largo proceso de construcción, el Clínicas determinó la carrera del arquitecto. Pero esta no se agotó en esa obra; la producción de Surraco fue prolífica en el ámbito hospitalario y también de la vivienda.
Ingresó a la carrera de Arquitectura de la Facultad de Matemáticas en 1914 y se graduó en diciembre de 1922 en la ya creada Facultad de Arquitectura. Recibió una sólida formación académica al tiempo que fue testigo de los debates en torno a los estilos historicistas y la necesidad de una nueva arquitectura para el siglo XX. Esta problemática fue, de hecho, uno de los ejes de reflexión de sus primeras obras y artículos.
La arquitectura comercial y residencial ocupó su agenda en la década de 1920. Durante estos años trabajó en conjunto con el ingeniero Luis Topolansky Müller (1892-1977), con quien creó un estudio y empresa constructora. Proyectaron y realizaron decenas de obras, buena parte de ellas para clientes de la colectividad alemana y austríaca vinculados con la familia Topolansky1. Entrevistado en 1972 por Mariano Arana, Lorenzo Garabelli y Luis Livni, Surraco afirmó que “con el ingeniero Topolansky tuvimos Empresa Constructora dos veces. Y nos ‘fundimos' dos veces”2. No está claro qué periodos exactos abarcaron estos emprendimientos, pero hacia 1928 los proyectos de Surraco comenzaron a aparecer con su firma únicamente, lo que sitúa la disolución de la sociedad antes del fallo del concurso del Hospital de Clínicas y de la crisis en la industria de la construcción instalada a partir de 1929-1930.
(1- Aunque es difícil definir autorías, parece evidente que la tarea de diseño dentro de la firma correspondió esencialmente a Surraco. 2 - Mariano Arana, Lorenzo Garabelli y Luis Livni, “Entrevista al Arq. Carlos A. Surraco”, Arquitectura, no. 259 (diciembre de 1989): 12.)
En estos primeros años como profesional, Surraco manejó una heterogénea suma de fuentes de inspiración. En su artículo La pseudo arquitectura moderna nombraba aquellos arquitectos que consideraba a la vanguardia, entre otros: Frank Lloyd Wright, Louis Sullivan, Josef Hoffmann, Otto Wagner, Marcel Kammerer, Otto Schönthal, Emil Fahrenkamp, Hans Poelzig, Henri van de Velde, Auguste Perret, Walter Gropius, Tony Garnier, Bruno Taut, Jacobus J. P. Oud, Bernard Bijvoet, Jan Duiker, Robert Mallet-Stevens. Había en este grupo discípulos de la Wagnerschule, expresionistas y arquitectos cercanos a la Neue Sachlichkeit, que coincidían en su cruzada contra la vieja arquitectura de los estilos, pero de los cuales era difícil obtener un factor común, una línea arquitectónica a seguir.
El resultado de esta mirada ecléctica implicó un amplio abanico de estilos y resoluciones formales en sus obras. Edificios académicos o pintorescos, cercanos a arquitectos alemanes del entorno del Werkbund o a la secesión vienesa, detalles que recuerdan al expresionismo o referencias al Art déco (estilo que, paradójicamente, Surraco afirmaba detestar). A finales de los años veinte su arquitectura se hizo más austera y pretendió depurarse de las múltiples influencias para embarcarse en una única “expresión de su tiempo”, la arquitectura moderna.
Esta nueva arquitectura ya había sido defendida por Surraco en artículos de opinión publicados en El Progreso Arquitectónico en el Uruguay, Arquitectura de la Sociedad de Arquitectos, Páginas de Arte, La Cruz del Sur. En ellos, descubrimos a un joven profesional comprometido con el problema de la forma y la evolución de su arte. La educación arquitectónica del público, la acción del Estado y el rol de los arquitectos en cuanto a la construcción y la imagen de la ciudad fueron otros de los temas que visitó en más de una ocasión.
En 1929 cambiaría el rumbo de su actividad profesional. Con tan solo 35 años obtuvo el primer premio en el concurso para el Hospital de Clínicas. Se trataba de un enorme proyecto, situado en lo que había sido la quinta de Cibils, contigua al actual Parque Batlle. El concurso se realizó en dos fases. Luego de clasificar a la segunda, Surraco, por propia iniciativa, viajó a Nueva York para conocer de primera mano el funcionamiento de los grandes hospitales metropolitanos. Este hecho, según sus propias palabras, fue fundamental para componer su propuesta final y ganar el certamen.
Luego del ajuste del proyecto -que contó con el asesoramiento del Dr. Charles Burlingame, profesional involucrado en la construcción del Columbia-Presbyterian Medical Center de Nueva York-, las obras comenzaron inmediatamente. Diversas circunstancias, sin embargo, llevaron al enlentecimiento del ritmo de construcción. La estructura portante se completó alrededor de 1936, pero el edificio recién se inauguró en 1953. Al tiempo que el Clínicas se erigía, Surraco realizó dos obras de su autoría en el mismo predio: el Instituto de Higiene Experimental, previsto por la misma ley que había creado al Hospital de Clínicas y el único de los pabellones del programa original en llevarse a cabo, y el Instituto de Traumatología y Readaptación Funcional, edificio del Banco de Seguros que luego pasó a la órbita del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Debido a la carencia de fondos para pagar sus honorarios, Surraco ingresó en 1932 a la administración pública, como arquitecto jefe de lo que luego sería la oficina de Arquitectura del MSP3. En este puesto trabajó, hasta 1955, como proyectista y asesor de obras hospitalarias en todo el país. Las realizaciones de su oficina fueron en buena medida reformas y sobrias ampliaciones adaptadas a los volúmenes originales. Hubo no obstante obras de planta nueva, entre ellas, los edificios Martirené y Beisso en Montevideo, el Hospital de San José y los pabellones de tuberculosos de diversas ciudades del interior como Durazno y Colonia del Sacramento.
(3 - La fecha de su ingreso a la administración pública fue aportada por Surraco en la entrevista que Arana, Garabelli y Livni le realizaron en 1972 (publicada en 1989 en Arquitectura). Cabe señalar que el Ministerio de Salud Pública aún no existía; fue creado entre 1933 y 1934.)
La fotografía fue la otra gran pasión de Surraco. Este interés, que desarrolló a lo largo de toda su vida, lo llevó a ser fotógrafo de su propia obra arquitectónica. Convencido de la autonomía estética de esta expresión, experimentó con los puntos de vista y abrazó la técnica del bromóleo en busca de efectos artísticos. Este Surraco artista parece contrastar con aquel que, por momentos, hablaba de la arquitectura como una técnica pura o una ciencia. Una lectura más atenta a sus escritos y obras permite concluir, sin embargo, que al igual que la fotografía, la arquitectura era entendida por Surraco como una fusión entre la dimensión técnica y la artística.
Fuente: Medero, Santiago; Rodríguez, Elina; Sierra Abbate, Jorge (2018). Carlos Surraco. Montevideo: IHA-FADU, Udelar, pp. 10-13.
(LA ACADEMIA NACIONAL DE LETRAS agradece al ARQ. SANTIAGO MEDERO la síntesis biográfica precedente y su autorización para publicarla en la página web de la corporación)